I give you a new commandment, that you love one another. Just as I have loved you, you also should love one another. By this everyone will know that you are my disciples, if you have love for one another (John 13:34-5).

Love is the Christian identity. Love is the Christian uniform. Love is the Christian habit. If you are wearing the habit of love, you are in. If you are not wearing love as a habit, you are out.

Jesus wants the world to recognize us as Christians. We need to evangelize and witness to people around us. But effective evangelization and witnessing has less to do with how fluently we speak and more to do with how faithfully we live. 

The great Mahatma Gandhi was asked about his view of Christianity. What he said could show us what probably is keeping two-thirds of the world away from the Good News of Christianity: I have a great respect for Christianity. I often read the Sermon on the Mount and have gained much from it. I know of no one who has done more for humanity than Jesus. In fact, there is nothing wrong with Christianity, but the trouble is with you Christians. You do not begin to live up to your own teachings.

The greatest homage we can pay to the Christian faith is to live in such a way that through us people begin to have a glimpse of the unbounded and unconditional love that God has shown us in Christ.

“Love one another,” he commanded, “as I have loved you.”

In other words: As deeply as God loves His son, and as powerfully as Jesus then loves us, that is how we are to love one another. Could any commandment be more difficult? Could any order be harder to follow? Christ is asking us to do nothing less than to love the world the way that God does.

This statement could be seen as the great summing up of Christ’s work. It appears in John’s gospel just before Jesus begins his journey to the cross. And a commandment we hear before we celebrate the Ascension. By placing it here, at this moment, the Church is underscoring how vitally important this great message remains – and it serves to remind us of the great work still waiting to be done. The great work of Christian love – of literally loving like Christ.

The great challenge of this Sunday’s gospel is to look at the world around us, the people around us — all those we like and those we don’t, those we care for and those we don’t, those we respect and those we don’t — and love them like that, too.

“Love one another as I have loved you.”

This is our calling – and Christ’s great commandment.

I wish you and your oved ones Easter blessings for good health and great hope.

MSGR. LOI

Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros. Como yo os he amado, amaos también vosotros los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os amáis unos a otros (Jn 13, 34-5).

El amor es la identidad cristiana. El amor es el uniforme cristiano. El amor es el hábito cristiano. Si llevas el hábito del amor, estás dentro. Si no llevas el amor como hábito, estás fuera.

Jesús quiere que el mundo nos reconozca como cristianos. Necesitamos evangelizar y dar testimonio a la gente que nos rodea. Pero la evangelización y el testimonio efectivos tienen menos que ver con la fluidez con la que hablamos y más con la fidelidad con la que vivimos.

Al gran Mahatma Gandhi le preguntaron su opinión sobre el cristianismo. Lo que dijo podría mostrarnos lo que probablemente aleja a dos tercios del mundo de la Buena Nueva del cristianismo: Siento un gran respeto por el cristianismo. Leo a menudo el Sermón de la Montaña y he sacado mucho provecho de él. No conozco a nadie que haya hecho más por la humanidad que Jesús. De hecho, el cristianismo no tiene nada de malo, pero el problema lo tenéis vosotros, los cristianos. No empezáis a estar a la altura de vuestras propias enseñanzas.

El mayor homenaje que podemos rendir a la fe cristiana es vivir de tal manera que, a través de nosotros, la gente empiece a vislumbrar el amor ilimitado e incondicional que Dios nos ha mostrado en Cristo.

«Amaos los unos a los otros», ordenó, «como yo os he amado».

En otras palabras: Tan profundamente como Dios ama a su hijo, y tan poderosamente como Jesús nos ama entonces, así es como debemos amarnos los unos a los otros. ¿Podría algún mandamiento ser más difícil? ¿Podría haber una orden más difícil de cumplir? Cristo nos pide nada menos que que amemos al mundo como lo hace Dios.

Esta afirmación podría considerarse el gran resumen de la obra de Cristo. Aparece en el evangelio de Juan justo antes de que Jesús inicie su camino hacia la cruz. Y es un mandamiento que escuchamos antes de celebrar la Ascensión. Al colocarlo aquí, en este momento, la Iglesia subraya la importancia vital que sigue teniendo este gran mensaje, y sirve para recordarnos la gran obra que aún queda por hacer. La gran obra del amor cristiano, de amar literalmente como Cristo.

El gran desafío del Evangelio de este domingo es mirar al mundo que nos rodea, a la gente que nos rodea -a los que nos gustan y a los que no, a los que queremos y a los que no, a los que respetamos y a los que no- y amarlos también así.

«Amaos los unos a los otros como yo os he amado».

Esta es nuestra vocación y el gran mandamiento de Cristo.

Os deseo a vosotros y a vuestros seres queridos bendiciones de buena salud y nueva esperanza. Por favor, continuad rezando, y actuando, por la paz.